Identificación y uso de las herramientas TIC para mejorar la atención del alumnado

 

Al hablar de atención, nos referimos a la capacidad para seleccionar, de entre todos los estímulos que nos rodean, aquellos que son relevantes según nuestros objetivos. Esta capacidad de selección requiere que, al mismo tiempo, seamos capaces de inhibir una respuesta a los estímulos que no son relevantes. La atención es, por tanto, la capacidad que permite a un individuo concentrarse en la ejecución de una actividad dirigida a conseguir un objetivo.

Alumna en clase de Educación Plástica © Banco de imágenes y sonidos del INTEF bajo licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported

 

Actualmente, son muchos los niños y niñas que muestran dificultades especiales en el control de los impulsos y en la atención. Son fácilmente identificables por su comportamiento, ya que, suele ser perturbador para las personas que les rodean. Por ejemplo, son alumnos/as que necesitan cambiar constantemente de actividad, les cuesta esperar su turno en actividades colectivas, permanecer sentados o terminar las cosas que empiezan.

 

Cuando un alumno/a presenta un nivel bajo de atención-concentración, puede deberse a diferentes motivos:

• Ausencia de respuestas adecuadas a los estímulos que el niño/a recibe. Bien porque existen estímulos perturbadores o bien porque los estímulos que le llegan son irrelevantes.
• Falta de motivación hacia la actividad que implica la atención.
• Alteraciones en la zona cerebral en la que se inserta la atención (hipocampo y cuerpo caudado).

 

La introducción de la tecnología en el sistema educativo supone una herramienta o recurso educativo motivador para todo el alumnado. En el caso de aquellos alumnos/as con dificultades de atención, el uso de las TIC como ayuda educativa, supone:  

• Mejorar la comunicación familia-centro-tutor/a-otros profesionales, así como posibilitar el acceso a la información de forma rápida.
• La informatización de documentos programáticos del centro que facilitan la realización de modificaciones y adecuaciones individualizadas, por parte de cada profesional, respecto a la programación general para todo el alumnado.
• La selección y adecuación de actividades en función de las necesidades e intereses del alumno/a.
• La utilización de un recurso motivador para el alumnado, que le acerque los aprendizajes, mejore su atención, concentración, comprensión y estimule su curiosidad, de forma que posibilite su autoevaluación y aumente su disfrute.
• La comunicación con estructuras técnicas de asesoramiento y apoyo.
• La formación permanente de familias y profesionales.
• El aprendizaje en red, de manera colaborativa, a través de las aportaciones e interacción de diferentes sectores.

El cazador de moscas:clases como logopeda © Nuria Pérez Cuadrado bajo licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported