El final del cuento, cómo no, es el momento que más variantes presenta dependiendo de la intensidad que quiera darse a la carga pedagógica o ideológica, que puede ir desde el interés vindicativo por enfatizar y llevar al extremo la debilidad de los poderosos hasta la moralización y el maniqueísmo. por el que se opta, a veces, de forma poco reflexionada. Así, hemos encontrado versiones que apuestan por:
- El cocinero lo captura y lo cocina, sin más.
- El cocinero se apiada de él y lo esconde.
- El gallo sale volando, sin plumas y cacareando.
- Se celebran las bodas, el gallo asiste y ya está.
- El gallo encuentra a otro animal mayor que le ayuda a asustar a todos los invitados de la boda.
- Dos finales burlones: si al preguntar por el último animal que aparece, el interlocutor responde “el mulo”, el narrador acaba con “pues álzale el rabo y bésale el culo”. Y si la respuesta es “el oso”, con “bésame el culo, mocoso”.