Créditos  
           
           
     
 

EL TALLER DE MATEMÁTICAS EN EL TERCER CICLO DE PRIMARIA

 
 
LEEMOS CON CUIDADO, ENTENDEMOS MEJOR
 
     
     
     
 
PRESENTACIÓN
 
     
 

La utilización de acertijos, problemas y juegos de ingenio se está incorporando cada día más como un importante recurso para el desarrollo de las diferentes áreas de de la educación Primaria e Infantil. El juego y la imaginación no son incompatibles con el esfuerzo y el razonamiento y su unión aporta un importante ingrediente motivador y, por tanto, de aprendizaje, a la receta educativa.

Al concebir un problema como una actividad en la que el alumno sabe lo que tiene que hacer pero no sabe cómo hacerlo, el proceso de resolución de problemas tiene un potente componente creativo y emocional sin el cuál es muy difícil enfrentarse al mismo. El desarrollo de actividades lúdico-matemáticas que potencien en el alumno la capacidad de pensar en grupo, y en un contexto distendido, favorece el establecimiento de vínculos positivos con los contenidos matemáticos que son fácilmente trasladables a otros contenidos y mejoran la motivación y el rendimiento de los alumnos.

Este contexto más favorable también facilita el desarrollo de estrategias de comprensión oral y escrita, imprescindibles para afrontar problemas y ejercicios, que mejoran el nivel competencial de los alumnos.

El taller se plantea como un tiempo para pensar, jugar y aprender con los compañeros y una oportunidad para incorporar las TIC (ordenadores y pizarra digital fundamentalmente) como un recurso material más. Se pone, por tanto, en práctica, toda una estrategia de trabajo cooperativo que también contribuye a abordar capacidades relacionadas con competencias sociales y digitales.

Mientras los alumnos realizan las actividades están trabajando de forma globalizada, sin abordar ningún contenido de forma específica, y poniendo en contacto diferentes partes de las matemáticas entre sí y con otras áreas. Necesitarán poner en práctica diferentes estrategias cognitivas y, muy a menudo, “pensar de manera diferente” lo que les ayudará a relativizar la “famosa exactitud” de la ciencia matemática y a valorar la importancia de la imaginación y la creatividad a la hora de enfrentarse a los problemas.

Al mismo tiempo que desarrollamos ampliamente la competencia matemática en una de sus facetas más funcionales, ya que conectamos los contenidos matemáticos con el juego, una de las más importantes actividades de la infancia, también abordamos otras de forma significativa: competencia digital, aprender a aprender (estrategias) competencia social y ciudadana (interdependencia positiva) y, de manera muy especial, la competencia lingüística, en el ámbito de la comunicación.

El vehículo fundamental de la comunicación humana es el lenguaje. A través del taller los alumnos van a necesitar comprender los enunciados de los problemas así como las instrucciones orales complementarias y van a tener que estructurar su pensamiento y su lenguaje para compartir y comunicar a sus compañeros sus propuestas de solución y los procesos cognitivos a través de los cuales han llegado a las respuestas.

La capacidad para comunicar con los compañeros (escuchar, procesar, expresar, escuchar, procesar, etc.) se convierte en el elemento fundamental para poder lograr el éxito individual y del equipo.

Cuestionar el enunciado es el primer paso que todo alumno debe abordar a la hora de resolver el problema. Es posible que en el enunciado sobren/falten datos e incluso que éste no tenga sentido. Los alumnos están demasiado acostumbrados a resolver problemas, conocido su enunciado, pero es muy importante que aprendan a ser ellos mismos los que lo elaboren o por lo menos, lo cuestionen.

Los problemas de ingenio matemático descubren a los alumnos que a veces el enunciado no es lo que parece, que es necesario una segunda o tercera lectura, que no hay por qué suponer que lo aparente es lo real, que “hay que mirar las cosas por delante y por detrás”, que es necesario perseverar para encontrar la solución, y que es bueno contar con la ayuda de los compañeros en esta tarea.

El componente emocional y social que la actividad matemática conlleva es muy potente. Son muchos los alumnos que han escuchado demasiadas veces lo inteligente que hay que ser para ser un buen matemático y han deducido con facilidad que puesto que no son buenos matemáticos debe ser porque no son muy inteligentes. La conclusión es evidente. Rechazo hacia el área y hacia cualquier cosa que tenga que ver con ella.

El taller de matemáticas resulta especialmente útil para reconciliar a estos alumnos con los contenidos matemáticos y también para estimular a los más capaces para ejercer sus aptitudes en un contexto más relajado.

No me resisto a abandonar esta introducción sin citar el famoso problema que recoge el libro Matemática Emocional de Inés M. Gómez Chacón (Ed. Narcea, 2000). Es más o menos así: “En una granja hay 7 ovejas y 5 cabras, ¿qué edad tiene el granjero? No es una broma. Es algo muy serio y preocupante. Planteado a mis alumnos de quinto y sexto sus respuestas son muy variadas y cuando se les pregunta el por qué de respuestas tan absurdas (12, 75, 57, 35, etc.) comentan, con sonrisas, que es un problema y que los problemas se resuelven con datos y operaciones.