Los trabajos y los días
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    Los griegos, pueblo de navegantes, como tantos otros en estas riberas, se esforzaron en conocer el mar. Desde antiguo lo temían tanto como lo reverenciaban. Formaba parte de sus trabajos y sus días.

     

    Los trabajos y los días.

    Cincuenta días después de la conversión de Helios, al final de la laboriosa estación del estío, es la época de la navegación para los mortales. Entonces, ciertamente, no se romperá ninguna nave y no tragara el mar a ningún hombre, a menos que así lo quiera el sabio Poseidón que conmueve la tierra, o Zeus, rey de los Inmortales, porque de ellos dependen los bienes y los males. Entonces serán fáciles los vientos y el mar permanecerá tranquilo y sin peligro. Seguro de los vientos, arrastra al mar tu nave rápida, después de cargarla bien; apresúrate luego a volver a tu morada. No aguardes al vino nuevo, a las lluvias otoñales, a la proximidad del invierno y a los soplos terribles del Noto que, viniendo con las abundantes lluvias uránicas del otoño, revuelve el mar y lo hace impracticable.

    También es buena la navegación en primavera. Cuando aparecen las primeras hojas en la copa de la higuera, tan poco visibles como las huellas de una corneja que anda, es practicable el mar. Ésta es la navegación de primavera; y no la apruebo, sin embargo, y no place a mi espíritu, porque es incómoda. Difícilmente evitarás el peligro. Pero los hombres obran imprudentemente, y el dinero es el alma de los míseros mortales. Como es lamentable morir en las olas, te aconsejo que medites en tu espíritu acerca de todo lo que te digo. No pongas en tus naves toda tu riqueza; deja la mayor parte y llévate la menor; porque tan lamentable es encontrar la muerte en las olas del mar como romper el eje de un carro demasiado cargado, y perder así lo que contiene.

    Los trabajos y los días. Hesíodo.