El viento del norte no tiene piedad, agudiza la pobreza y el desamparo.
Cuando sopla el Norte duro
y arde en el hogar el fuego,
y ellos pasan por mi puerta
flacos, desnudos y hambrientos,
el frío hiela mi espíritu,
como debe helar su cuerpo.
y mi corazón se queda
al verlos ir sin consuelo,
cual ellos opreso y triste,
desconsolado cual ellos.
Rosalía de Castro
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