Dicen que Al Idrisi era menudo, moreno y ágil como un pirata, que
tenía los ojos oscuros y brillantes, pero también serenos. Había
nacido en Ceuta cuando corría el año 1100 y pasó su juventud
estudiando en Córdoba, que si bien no era ya la espléndida ciudad
califal, conservaba aún nutridas bibliotecas y multitud de baños
y jardines. Seguramente sus primeros recorridos fueron por los caminos de
Andalucía, donde trazó itinerarios y anotó cuanto veía
y cuanto le contaban; de allí, guiado por una curiosidad insaciable
y por el deseo de viajar que se agitaba en su generoso corazón, pasó
a las tierras del Norte de África, Asía menor y algunas tierras
de Europa, entre las que se encuentran Francia y probablemente Inglaterra.
Su fama de viajero, de geógrafo excelente, hombre sabio y espíritu
tolerante se difundió por todo el Mediterráneo, llegando a oídos
del Rey Normando Roger II de Sicilia. Este monarca curioso, que había
recibido una completa educación brindada por sus preceptores griegos
y árabes, trataba de reunir en su corte de Palermo cartógrafos,
geógrafos y hombres de ciencia con objeto de llevar a cabo una geografía
mundial que recogiera todo el saber disponible hasta entonces.
Bien pudiera ser que el caluroso Siroco soplase la lejana mañana
en que ambos hombres se encontraron y comenzaron a trazar juntos las líneas
del sueño compartido de conocer y dibujar el mundo. Para el rey, Al
Idrisi construyó una esfera celestial de plata y también un
mapa del mundo conocido de gran tamaño, tres metros y medio de largo
por uno y medio de ancho, por eso se quebró y no ha llegado hasta nosotros;
en él intentó representar fidedignamente las costas, los accidentes
naturales: montañas, lagos, ríos... y las ciudades. En este
mapa dividió la tierra habitada que se conocía en siete climas
adoptando la teoría de Tolomeo. A cada uno de estos le asignó
diferentes colores; el mediterráneo pertenecía al cuarto clima
en el que prevalecían el verde, el azul como el mar, el amarillo como
el desierto y todos los matices del rojo que adorna los ocasos y los amaneceres
del mar y del desierto. Sus mapas eran muy hermosos.
En Roma, en el año 1592, en pleno Renacimiento, se publicó una
versión de su obra más completa que se llamó “Libro
de Roger”, “Kitab Ar-Rujari”, en el que ofrece una descripción
de todas las tierras conocidas, basada en sus viajes, pero también
en los de otros geógrafos. En 1619 se realizó una traducción
latina de esta obra. A lo largo de su vida Al Idrisi escribió otras
muchas obras no solamente de geografía, como "Recreo de quien
desea recorrer el mundo"; también poemas, escritos sobre astronomía
y navegación, e incluso un tratado completísimo de botánica
en el que se describen más de 610 plantas, así como las recetas
que se pueden extraer de ellas para la medicina.
Poco sabemos del final de su vida. Roger II murió y Al Idrisi, al
que ya quizás por entonces llamaban Al Sakalí el siciliano,
permaneció en la corte trabajando bajo el reinado de William I, el
hijo de Roger, para quien pudo realizar una versión ampliada de su
geografía. Los autores coinciden en la fecha de su muerte,1166, pero
no en el lugar: para unos Palermo y para otros su Ceuta natal. En 1160 los
barones sicilianos se rebelaron contra el rey, el palacio fue saqueado, sus
libros y documentos salvajemente quemados, allí acaso perecieron parte
de las obras de Al Idrisi, quien aterrorizado por una barbarie que no podía
comprender seguramente huyó. Nosotros preferimos pensar que Abu Âbdullah
Muhammad ibn Muhammad Ibn Âbdullah Ibn Idri, razonablemente conocido
como Al Idrisi, el mejor de los geógrafos medievales, un hombre sabio
que tal vez fuera Sufí, no vio aquel incendio. Había emprendido
un nuevo recorrido y así continúa aún, con una espesa
barba blanca tejida por el tiempo y las nubes errantes, su viaje por las tierras
mediterráneas.
Nacido en San Petersburgo, siguió la carrera militar trasladándose
a vivir a Vladivostok, desde donde comenzó sus exploraciones del lejano
este ruso. Al mando de un equipo cartográfico recorrió zonas
de las que no se tenía noticia alguna, redactando a la vez interesantes
trabajos sobre la población de las mismas, lo que le valió ser
nombrado comisario de minorías étnicas. Sus minuciosas observaciones
de los ríos Amur y Ussuri, de las montañas del Sijote-Alin y
de Siberia en general, se encuentran recogidas en el relato Dersu Usala y
otras obras geográficas. Murió de un ataque cardíaco
en la que necesariamente habría de ser su última expedición
por las amadas tierras siberianas.
Nació en Fez, Marruecos, en 1944. Estudió en el liceo francés
y luego filosofía en Rabat. Tras ejercer algunos años como profesor
de filosofía en su país, se trasladó a Francia, donde
reside actualmente y donde ha desarrollado su carrera de escritor. Siempre
comprometido con la causa de los derechos humanos, recibió el premio
Global a la Tolerancia de la ONU en 1998 por su obra Papá ¿qué
es el racismo? Ha recibido muchos otros premios como el Goncourt. En todas
sus obras se refleja un profundo sentimiento de comprensión hacia los
problemas humanos. Entre estas destacan: El niño de arena, La noche
sagrada y Con los ojos bajos. También escribe poesía.
Habiendo nacido en Dinamarca, tierra de grandes navegantes, entró
al servicio del Zar Pedro el Grande, quien le encomendó averiguar si
había mar entre Asia y América del Norte o si los continentes
estaban unidos por tierra; buscaban una rápida ruta comercial entre
Rusia y China. En 1728 cruzó al Atlántico pasando por el estrecho
que hoy lleva su nombre. Todavía participaría en una segunda
expedición conocida como La gran expedición del Norte de Rusia,
en la que recorrería la costa suroeste de Siberia, la península
de Alaska y las islas Aleutianas. Desgrac
iadamente en este viaje sucumbiría
al escorbuto.
Escritor y músico estadounidense. En 1947 se instaló en Marruecos,
donde desarrolló su posterior carrera narrativa. En 1949, durante un
viaje por el Sahara, comenzó a escribir su obra más conocida,
El cielo protector, que sería llevada a la pantalla grande posteriormente,
y con gran éxito, por el cineasta italiano Bernardo Bertolucci.
Escritor en lengua alemana nacido en Bulgaria, de origen sefardí y
con residencia habitual en Gran Bretaña. Premio Nobel de Literatura
en 1981. Destacan de entre todas sus obras Masa y poder y su libro de viajes
Las voces de Marrakesch.
Albert Camus nació en Mondovi, Argelia, nieto de españoles.
Allí estudió filosofía, dedicándose posteriormente
al periodismo y al teatro, afición ésta que conservaría
toda su vida. A partir de 1938 vivió en París y durante la guerra
participó activamente en la resistencia. En 1957 obtuvo el premio Nobel
de Literatura y aún emociona leer el discurso que escribió para
aceptarlo, también las cartas que con su maestro intercambió
en esta ocasión. En su literatura y en su vida Camus defendió
siempre la libertad. Entre sus obras destacan: El mito de Sísifo, Calígula,
La peste, y El extranjero. Murió en un accidente de coche en 1960 dejando
inacabada su novela El primer hombre.
Nadie ha tenido más oficios que él, ni más amigos. Perdió
un brazo en la guerra del 14, pero eso no es importante en su biografía.
Aventurero, viajero y escritor fue también un gran poeta que nos ha
dejado muchas palabras para que podamos seguir su rastro hasta el horizonte,
donde casi siempre se pierde, después de haber atravesado muchas ciudades
y muchos mares.
La aventurera vida de Cervantes está casi a la altura de la de su más
insigne personaje, Don Quijote. Cervantes recorrió toda Italia probablemente
como soldado, y así participó en la batalla de Lepanto, en la
que al parecer demostró un gran valor siendo herido, razón por
la que para siempre le quedó inútil la mano izquierda; a pesar
de ello, siguió combatiendo. A su regreso a España fue apresado
por los piratas y estuvo cautivo en Argel, ciudad que quedó para siempre
en su obra Los tratos de Argel. Rescatado, a su regreso a Madrid se sostuvo
algún tiempo escribiendo obras para el teatro, hasta que la presencia
de Lope lo forzó a buscar un puesto en la administración. Trabajó
como alcabalero y comisario para el acopio de víveres para la armada
y, desempeñando este oficio, recorrió cientos de caminos y ventas
que le sirvieron probablemte de inspiración. Su Quijote fue editado
en 1605 y rápidamente se hicieron de él cinco ediciones por
el éxito que alcanzó. Tanto que tuvo un imitador, Juan de Avellaneda,
por lo que se vio obligado a escribir él mismo una segunda parte de
su obra.
Su última obra fue Los trabajos de Persiles y Segismunda. Murió
en 1616, como Shakespeare, y muchos son los que piensan que no ha habido en
el mundo otros escritores tan maravillososos como ellos. Cervantes, como Shakespeare,
escribió mucho, así que nos dejó bastantes obras como
las Novelas ejemplares, La Galatea y La Numancia.
James Cook nació en Yoskshire. Aunque su padre era un campesino,
él se inclinó por el mar, entrando muy joven al servicio de
un armador. Aprendió matemáticas y navegación, lo que
le permitió entrar en la Armada Real, donde pronto demostró
una gran valentía y capacidad de explorador.Tras un primer viaje en
el que trazó la costa de Terranova, fue enviado en busca de la “Terra
Australis” al Pacífico sur. Acababan de comenzar sus grandes
viajes a este mar. Realizaría otros dos que lo llevarían a descubrir
y cartografiar gran cantidad de Islas, a recorrer la costa de América
hasta que el hielo lo hizo retroceder. En el tercero de estos viajes murió
en una reyerta con los nativos por el robo de un bote. Su merecida fama se
debe a la precisión con que delimitó la extensión del
Pacífico, y al excelente trazado de los muchos mapas que realizó
durante sus viajes.
Fue mujer y poetisa en la difícil España del siglo XIX. Escribió
en gallego y en castellano. Entendió como nadie la naturaleza y el
paisaje que la revolución industrial empezaba a matar. Quizás
por estar tan apegada a su tierra su obra es profundamente universal y conmovedora.
Entre sus libros de poemas se encuentran Cantares Galegos y Follas novas.
Nació en la Mediterránea ciudad de Alejandría en 1932.
Estudió filosofía en Turín y ha sido profesor de semiótica
en la Universidad Politécnica de Milán. Aunque lo que lo ha
hecho famoso ha sido su novela El nombre de la Rosa.
Es el mejor poeta de la Palestina contemporánea y uno de los más
respetados del mundo árabe. Nació en Birwa, Palestina, y tuvo
que abandonar su aldea natal cuando el ejército israelí destruyó
su aldea, convirtiéndose en un exiliado permanente. Para vivir y para
sobrevivir habitó la mejor tradición poética, la renovó,
alimentó. Por su lucha por la paz y la palabra recibió, entre
otros, el premio "Prize for cultural freedom", en 2001.
Aunque aquí no es demasiado conocido, es uno de los grandes escritores
en lengua turca. Autor de libros de poemas y cuentos que recogen la vida de
los pescadores, los artesanos, los proletarios, las minorías de Estambul
y los habitantes de las islas. Su antología poética se publicó
con el título, Tiempo de Amar. El mismo se definía como un hombre
que no hacía otra cosa que soñar y eso nos ha dejado en su obra,
maravillosos sueños.
A pesar de que sus padres querían que fuese sacerdote, el joven John
sintió muy temprano, como otros muchachos de su generación,
la llamada del mar y se embarcó a los catorce años en la marina
real, lo que equivalía a entrar rápidamente en guerra, participando
incluso en la batalla de Trafalgar. En 1818 ya era comandante de navío
a bordo del Trent, dedicándose a cartografiar el océano polar
entre Groenlandia y las islas Soitsbergen. Acababa de conocer la pasión
de su vida, la investigación polar. Inmediatamente se lanza a la búsqueda
del paso noroeste que comunicaría el Atlántico con el Pacífico,
enviado por el almirantazgo para cartografiar la zona. Aunque consigue llegar
hasta los 140º oeste, el regreso es dramático, el hambre y las
tormentas ponen en peligro sus vidas. Sólo después de recorrer
5000 millas, consiguen regresar a la bahía de Hudson, con dos hombres
menos y tras haberse alimentado de líquenes y de su propio calzado.
Por este motivo a Franklin se le empieza a conocer como “el hombre que
se comió sus botas”.
En 1825 vuelve a embarcar para el ártico y esta vez la expedición
es un éxito, cartografiándose gran parte de la costa y llegando
hasta la desembocadura del río Mackenzie. Tras unos años como
gobernador en Tasmania, emprende una nueva misión, en la que pese,
a ir excelentemente aprovisionados, la expedición desaparece. La última
vez que se tiene noticias suyas es en 1845, cuando son avistados por un barco
ballenero en la bahía de Baffin. A pesar de las recompensas, los intentos
por localizarlos son infructuosos. Lo más probable es que, según
revelan las excavaciones arqueológicas, los barcos encallaran en el
hielo, y los hombres intentaran seguir a pie y con trineos. Quizá alguno
de ellos sobrevivió y se quedó a vivir con los Inuit. Lo cierto
es que las muchas expediciones que se enviaron para rescatarlos dieron como
resultado un aumento de los conocimientos y las exploraciones en el Ártico.
Aunque de la vida de Federico García Lorca se ha escrito mucho, nunca
es bastante. Es el poeta contemporáneo más traducido, y encarna
como nadie la unión de lo tradicional con el mundo nuevo que estaba
gestando la España de su generación. Su pasó por la Residencia
de Estudiantes alegró una institución tan sesuda, y mientras
sus poemas se convertían en canciones él convertía las
canciones populares en poemas. Viajó a Nueva York con una beca y dejó
de su estancia allí un libro inolvidable, Poeta en Nueva York, que
no pudo ver editado. Fue asesinado por los franquistas en la Granada que lo
había visto nacer.
Juan Goytisolo ha recibido en 2008 el premio Nacional de Literatura. Aunque
se exilió en 1957, ha regresado con frecuencia a España. Está
considerado como una de las mejores voces de nuestra literatura. En su obra
se aúna la preocupación por la sociedad contemporánea
con la reflexión histórica. Su trilogía de novelas, Señas
de Identidad, Don Julián y Juan sin tierra, lo convirtieron en una
figura incomoda en el momento de su publicación, pues su obra contrastaba
con la versión oficial que sobre nuestra historia había impuesto
el franquismo. Su propia experiencia vital y la reflexión sobre nuestro
pasado lo han vinculado estrechamente al mundo musulmán, sobre el que
ha escrito excelentes ensayos. La agudeza de su crítica está
siempre acompañada de la certeza y la ironía de su escritura.
Entre sus últimas obras destacan La carajicomedia o Telón de
Boca.
Herodoto vivió en el siglo V a.c. compartiendo el siglo con grandes
hombres. Aunque se le ha acusado de inventarse algunas cosas y de no asegurarse
demasiado de la fiabilidad de sus informadores, es la principal fuente escrita
sobre el mundo antiguo. Su curiosidad no tuvo límites, ni su interés
por viajar y verlo todo con sus propios ojos. Dejó escrito cuanto sabía
en una obra que tituló “Historia” y que también
se conoce como “los nueve libros de historia”. Naturalmente se
le considera el padre de esta disciplina, pero también lo es de la
antropología, la etnografía, la geografía y algunas otras
materias. Fue un hombre perspicaz, que ya en su segundo libro afirmó
que la tierra debía de ser redonda. Herodoto era inteligente y tolerante,
pues comprendió que todas las costumbres tenían su razón
de ser e intentó que los demás también lo vieran así.
Recorrió todas las tierras del Mediterráneo, que sin su obra
resultarían más difíciles de entender.
Aunque la leyenda lo sitúa como cotemporáneo de Homero, no
hay ninguna certeza de esto. Nació en la primera mitad del siglo VIII
a.c. cerca de Tebas, aunque posteriormente su familia se trasladó a
Beocia. Hijo de campesinos, él mismo se dedicó también
a la agricultura, que consideraba como una labor indispensable en el desarrollo
de las sociedades humanas. Pasó su juventud llevando la vida sencilla
de los campesinos, lo que es probable que inspirara sus obras. Estas están
muy alejadas del estilo épico de las de sus contemporáneos,
a alguno de los cuales parece que derrotó en un concurso de recitación
poética celebrado en Calcis. Las obras que se le atribuyen con seguridad
son Los trabajos y los días y La teogonía.
Se sabe tan poco de su juventud que no es posible saber cuándo nació,
en cambio sí sabemos que murió en 1611. Para la fecha de su
muerte se había convertido en el europeo que había navegado
más al norte. El primer viaje lo realizó en compañia
de su hijo en 1607, pero los hielos, para los que el barco no estaba preparado,
lo obligaron a regresar. De nuevo le sucedió lo mismo un año
más tarde, buscando también el paso por el noroeste hacia Asia.
En un tercer viaje, en el que la tripulación se amotinó por
el frío, cruzó el Atlántico y exploró la costa
americana remontando el río que hoy lleva su nombre. En 1610 emprendió
el que habría de ser su último viaje en el "Discovery",
llegando a la bahía también de su mismo su nombre, pero en la
que creyó que se encontraba el paso al Pacífico; al no encontrar
la salida de estas aguas, se vieron obligados a pasar allí el durísimo
invierno. Cuando llegó la primavera Hudson quiso continuar el viaje,
pero su tripulación se amotinó, abandonándolo junto a
su hijo y otros siete marineros leales en un bote. Nunca más se supo
de ellos. La tripulación regresó a Inglaterra.
Abanderado del Romaticismo, tuvo que exiliarse por su actuación durante
la comuna de París, residió en Bruselas y también en
la isla de Guernesey, donde vivió quince años. De su ímpetu
y su pluma han salido novelas tan memorables como Los miserables o Nuestra
Señora de París. Se dice que tenía amaestradas las palabras
y hacían siempre lo que él quería. También pintaba
acuarelas.
Su pasión por la tierra desde su más temprana juventud le llevó
a estudiar geología, ciencias naturales e incluso ingeniería
de minas. Pero sentía la necesidad de completar sus estudios
con viajes y exploraciones, por lo que fue no solamente el fundador
de la geografía moderna sino también un geografo práctico.
Entre 1799 y 1804 recorrió más de nueve mil kilometros
por toda América del sur, realizando todo tipo de trabajos relacionados
con la climatología, la botánica, la zoología,
la geología y muchas otras ciencias, así como importantes
mediciones. Con la misma capacidad de observación, tras residir
una temporada en París, viajó al Asía central.
Durante sus últimos veinticinco años se dedicó
a escribir una obra que denominó "Kosmos", la cual
ocupaba cinco volúmenes y quedó inconclusa. La geografía
moderna había nacido.
Fue un gran explorador polar de los Estados Unidos. En 1850 participó
en la expedición para la búsqueda del explorador británico
John Franklin, como oficial médico. Tres años más tarde
dirigió una segunda expedición, exploró la bahía
de Baffin y el estrecho de Smith. Más tarde, exploraría la cuenca
del Kane. En sus expediciones realizadas en trineo, observó el glaciar
de Humboldt y llegó hasta la latitud norte de 80º 10'. Al quedar
su barco inmovilizado en el hielo, Kane se dirigió por tierra a Upernavik
en Groenlandia, 3000 Km, que tuvo que recorrer en trineo y en bote. Los relatos
de sus viajes han sido profusamente publicados.
Como buen bretón, era una marino excelente y experimentado que había
realizado importantes trabajos cartográficos que facilitaban la navegación
en los peligrosos esquifes del norte. Al servicio de Luis XVI, emprendió
para Francia la búsqueda de la “tierra australis”. Aunque
no consiguió su objetivo, descubrió el archipiélago al
que dio nombre. Convencido de que podían ser unas tierras mucho más
ricas de lo que en realidad eran, fue enviado a una segunda decepcionante
expedición, que le condujo a ser encarcelado. Al estallar la revolución,
se le consideró víctima del despotismo real y fue liberado y
nombrado Almirante, cargo en el que murió en 1797.
La Pérouse, como tantos hombres de su época, sintió desde
muy joven la llamada del mar, embarcándose a los quince años
y participando enseguida en conflictos bélicos en los que fue herido
y hecho prisionero. Su demostrada capacidad hizo que fuera elegido para comandar
la expedición organizada por Francia para completar los descubrimientos
de Cook. La expedición contaba con dos navíos, la Boussole y
l´Astrolabe y la componían 220 hombres, entre los que, como era
habitual en estos viajes, había matemáticos, naturalistas, dibujantes,
etc... Su objetivo era el Pacífico norte y sur, y efectivamente lo
recorrió desde la península de Kamchatka hasta Samoa. En esta
isla fue atacado, muriendo doce de sus hombres. Se dirigió entonces,
tras enviar sus diarios a Europa, a las islas Salomón, donde desapareció.
En 1827 y luego en 1964 los restos de sus navíos fueron encontrados
en una de estas islas, Vanikoro. Su desaparición se convirtió
en uno de los grandes mitos de la navegación francesa, como muy bien
recogió Julio Verne.
En realidad se llamaba John Griffith London y había nacido en las
cálidas tierras de San Francisco, en 1876. Desde que era solo un muchacho
de dieciséis años se dedicó a la aventura, fue marinero,
buscador de oro, corresponsal de guerra y también vagabundo. Logró
alcanzar mucho éxito con sus novelas, como La llamada de la selva o
Colmillo blanco, escritas en un estilo muy directo y efectivo, pero esto no
le consoló demasiado de una especie de tristeza incurable a la que
terminó sucumbiendo en 1916, pues él mismo puso fin a su vida.
Hijo de un oficial del ejército francés, fue un gran deportista
y realizó estudios clásicos; después se traladó
a París, donde se dedicó a escribir y a pintar. Tuvo un hermano
legionario que le debió de contar grandes aventuras, a las que él
les añadió sentido del humor y de lo fantástico. Algunas
de su novelas más famosas son La bandera y El muelle.
Aunque había nacido en Portugal y se había educado en su corte
como paje y navegante, terminó haciendo su mayor proeza para la corte
española. Esto se debió a que el Rey de Portugal no quiso concederle
un aumento de sueldo. En España el Rey Carlos V sí supo aprovechar
su habilidad y lo nombró capitán de una flota de cinco barcos
con 241 hombres. Cruzó primero el Atlántico hasta Brasil y después
siguió hacia el sur buscando un paso hacia el otro mar, que entonces
no tenía nombre. Una tormenta guió los barcos hacia el estrecho
que hoy lleva su nombre y que fue el primero en cruzar, avistando el océano
al que por la tranquilidad de sus aguas llamaron Pacífico. Como eran
los primeros en llegar desde este lado, no supieron calcular bien su extensión
y la navegación se hizo complicada, pero consiguieron llegar a Guam
y desde allí a las Filipinas. Allí tuvo la mala idea de participar
en la lucha ente dos jefes locales, lo que le costó la vida. Pocos
hombres consiguieron regresar en la nave Victoria, que fue la única
que sobrevivió y llegó a puerto mandada por Sebastián
el Cano y cargada de especias.
Hijo de un reconocido filólogo eslavo, creció y se educó
en Cracovia, Polonia. Cuando se encontraba realizando el doctorado en
matemáticas y física, cayó enfermo de tuberculosis
y tuvo que abandonarlo. Durante su enfermedad se dedicó a la
lectura de la "La rama dorada " de Frazer, lo que le hizo
cambiar su orientación profesional, trasladándose a Inglaterra
para estudiar antropología. Después de graduarse y redactar
varios trabajos, se trasladó a Nueva Guinea para realizar allí
trabajos de campo. Una parada en las islas Trobriand le decidió
a quedarse en ellas estudiando a sus habitantes y el círculo
de sus relaciones comerciales. Pese al estallido de la I Guerra Mundial
siguió trabajando y recogiendo el material con el que escribiría
sus libros, entre ellos Los argonautas del Pacífico oriental
y Los jardines de coral y su magia. Fue también profesor en Londres
y dirigió numerosos seminarios, viajando por toda Europa, pese
a su mala salud. Realizó también viajes a Estados Unidos,
en los que se instaló definitivamente en 1940 al comenzar la
guerra. Allí estudió a los indios Pueblo y a los campesinos
de Zapotecas. Murió durante una de sus clases en la universidad
de Yale. Está considerado como uno de los antropólogos
más importantes dedicados a los trabajos de campo, tanto que
sus métodos de trabajo aún ejercen influencia. Malonowski
consideraba que el hombre tenía siete necesidades básicas:
nutrición, reproducción, comodidades físicas, seguridad,
relajación, movimiento y crecimiento. Para satisfacer estas necesidades
las sociedades crean instituciones culturales; para él la cultura
es también una herramienta al servicio de este fin.
Se llamó Luis Fernando y procedía de una familia noble, por
lo que era Conde. Aunque estudió, siempre estuvo interesado por las
matemáticas y las que hoy llamaríamos ciencias naturales. Tuvo
una carrera profesional como militar combatiendo contra el Imperio Turco y
también en la guerra de Sucesión Española del lado Austriaco.
Su trabajo más importante lo desarrolló sobre el Danubio, lo
que le llevó a conocer el Mar Negro y a realizar los primeros experimentos
que determinaron su naturaleza y la dirección de las corrientes. En
1725 publicó sus trabajos sobre el mar, por lo que se le ha considerado
el padre de la oceanografía, y aunque murió en 1730, en 1744
se publicó un atlas basado en sus trabajos que aún hoy se emplea.
Nació en la Palermo española, ingresando muy joven en la marina,
en la que alcanzó reconocimiento y prestigio por sus cualidades excepcionales
como marino y su fina inteligencia. En 1784 hizo su primera circunnavegación
llegando a Filipinas. En 1789 inició su gran expedición a América
del Sur y el Pacífico, que tenía un objetivo científico,
pero también llevaba instrucciones reservadas de tipo político;
esta era la norma habitual en su época. En la expedición figuraban
además de hombres de ciencias, dibujantes y filólogos. Fue un
éxito en todos los sentidos, tanto que los antropólogos han
utilizado frecuentemente sus anotaciones. De todos los grandes capitanes del
siglo Malaspina, fue el mejor observador. Sin embargo, cuando regresó
las cosas habían cambiado mucho por el estallido de la Revolución
Francesa y sus inteligentes opiniones sobre la necesidad de dar más
autonomía a los territorios de América fueron muy mal recibidas;
si le hubieran hecho caso años después no se habrían
producido los conflictos coloniales. El final de su historia es muy triste.
Fue encarcelado y aunque Napoleón lo liberó, él regresó
a Sicilia, donde murió en la miseria y olvidado. Su importante legado
fue repartido por muchos países, pues era muy interesante y España
no mostró interés por él hasta que era demasiado tarde.
Todavía hoy no es bien conocido y su nombre apenas aparece en los libros
de texto, sin embargo fue un gran marino y un hombre bueno e inteligente que
ayudó mucho al conocimiento del Pacífico y de sus habitantes.
Nació en Mostar (Bosnia-Herzegovina). Su madre era croata y su padre
ruso, lo que quizás sirva para explicar su facilidad para los
idiomas. Estudió filología romana y clásica en
las universidades de Sarajevo y Zagreb y posteriormente se doctoró
en la Sorbona, en París, en literatura y estética. Ha
dirigido la cátedra de literatura francesa en la universidad
de Zagreb y actualmente es profesor de lenguas y literaturas eslavas
en la Universidad de Roma La Sapienza. Aunque ha vivido exiliado en
diferentes países, actualmente reside en Roma. Forma y ha formado
parte de diversas instituciones que trabajan por el conocimiento y el
entendimiento entre los pueblos del Mediterráneo, a los que ha
dedicado buena parte de su obra. Entre estas instituciones están
el Consejo de la Fundación Laboratorio Mediterráneo de
Nápoles y la Asociación Sarajevo de París y Roma,
de la que es fundador.
Cuando Melville escribió Moby Dick, su obra más famosa,
sabía de lo que estaba hablando, pues él mismo había
sido tripulante de un ballenero del que había desertado. Recorrió
el mar, al que amó profundamente, pero no solo fue un escritor
de aventuras, también se mostró irónico y extraordinario
en cuentos como Bartleby el escribiente y Benito Cereno.
Jules Michelet se crió entre libros, pues su padre era impresor. Alumno
muy brillante, se convertiría en un brillante historiador, autor entre
otras obras de una extraordinaria Historia de la Revolución Francesa,
en la que dejaba patente su talante republicano, lo que le ocasionó
no pocos problemas en la época del Imperio. Su costumbre de pasar los
inviernos al lado del mar le inspiró seguramente su original El mar.
Clara, potente y brillante como el sol, así es la obra del poeta
y escritor mexicano. Desde su primeras obras ha ejercido una notable influencia
en el ámbito de las letras castellanas. Alternó su labor como
escritor y como diplomático en diversos países. Entre sus obras
destacan los libros de poemas Piedra del sol y Libertad bajo palabra. Entre
sus ensayos: El laberinto de la soledad, Los hijos del limo, Vislumbres de
la India y Convergencias. Naturalmente entre los muchos premios que recibió
a lo largo de su vida destaca el Premio Nobel de literatura que recibió
en 1990.
Reclús, Élisée (1830-1405). El geógrafo que amaba
a la humanidad.“La geografía es la historia en el espacio del mismo modo que
la historia es la geografía en el tiempo”
Élisée Reclús nació en 1830, en la Gironda. Su
padre era un pastor protestante que amaba profundamente a los campesinos,
entre los que vivía, tanto que, siendo un anciano de más de
setenta años, vio a un joven campesino que enterraba a su caballo fallecido
de ántrax. Reclús padre se acercó al campesino y le pidió
que se marchara y le dejara a él enterrar al animal, pues era anciano
y si contraía la enfermedad y moría era una perdida menor. El
campesino al principio no quiso, pero acabó por ceder; el anciano pastor
hubo de trabajar todo el día para conseguir enterrar el cadáver.
También la madre de Reclús fue una mujer excepcional: después
de pasar toda su vida enseñando, cuando comprendió que no podía
explicar física a sus alumnos, pues ella no tenía tales conocimientos,
emprendió este aprendizaje aunque tenía por entonces más
de setenta años. Tan notable matrimonio tuvo doce hijos y nunca les
sobró el dinero, por lo que el pequeño Élisée
tuvo que trabajar desde muy pequeño y se acostumbró a comer
apenas poco más que pan toda su vida. Eliseo, tal y como lo llamaríamos
en castellano, estudió geografía en Berlín, aunque también
aprendió mucho caminando con su hermano mayor. Como enseguida se interesó
por la política y participó en la revolución de 1848,
tuvo que marcharse a Londres. Allí inició un periplo que le
llevaría a muchos lugares, a trabajar en muchos oficios distintos y
a muchos exilios. Su pensamiento fue evolucionando, a base de pensar en los
hombres, hacia el anarquismo, lo que le costó muchísimos disgustos
y que su extraordinaria obra científica no haya sido valorada como
se merece. Su geografía está llena de amor por todas las cosas,
por la naturaleza, por el conocimiento y por la humanidad. En todas sus obras
se refleja la preocupación por los hombres y por la relación
de estos con el medio, pero su obra más importante y extensa es el
“Hombre y la Tierra”, diecinueve volúmenes en los que intentó
recopilar todo cuanto se sabía, incluso sobre áreas casi desconocidas
del planeta. Reclús fue querido y admirado por cuantos le conocieron
por sus grandes dotes intelectuales y por su entrañable humanidad.
A su muerte la geografía había cambiado gracias a su obra. Es
una verdadera lástima que los profesores de esta asignatura y los autores
de los libros de texto no lean más las obras de este gran hombre.
Como tantos otros exploradores, desarolló su carrera en la marina
inglesa, convirtiéndose en el más experimentado y hábil
de los exploradores polares de su tiempo. Participó desde muy joven
en las expediciones del paso noroeste, y sobre todo en la que realizó
su tío John Ross, que descubrió el Polo Norte magnético.
Entre 1839 y 1843 dirigió la primera gran expedición a la Antártida,
descubriendo gran cantidad de accidentes geográficos que hoy llevan
su nombre, como el mar de Ross, la isla de Ross, el Iceberg de Ross. Su última
gran expedición fue en busca de la expedición de Franklin.
Nació en 1930 en Siria, y está considerado una de las voces
más importantes de la poesía arabe actual, figurando entre
los aspirantes al premio nobel. Estudió filosofía en Damasco
y ha vivido en Líbano y en Francia. Tuvo que emplear un seudónimo,
Adonis, para que sus poemas fueran aceptados en algunas revistas. Ha
sido profesor de árabe en la universidad de la Sorbona en París
y entre sus obras destacan: Canciones de Mihyar el de Damasco, Epitafio
para Nueva York, Libro de las huidas y mudanzas por climas del día
y de la noche, Homenajes y Este es mi nombre.
La vida de Willian Shakespeare fue el teatro. Actuó, escribió
obras y fue hasta empresario teatral, concretamente propietario del El Globe.
Seguramente junto con Cervantes es el escritor más leído de
todos los tiempos y el padre de personajes que nos parecen, por conocidos,
reales, como Julieta, Hamlet, o Macbeth. En sus obras de teatro recogió
el alma humana y la historia de Inglaterra en un lenguaje tan efectivo como
elegante. Parece inconcebible que durante un pequeño periodo de tiempo
sus obras no se representasen, porque leer a Shakespeare es uno de los placeres
más grandes que hay en el mundo. Fue también un poeta excelente
.
Escritor estadounidense. Su obra más importante, que le valió
el premio Pulitzer, es Las uvas de la ira, novela que refiere dramáticamente
el éxodo a California de familias pobres en busca de trabajo. Fue premio
Nobel de Literatura en 1962.
A Stevenson los nativos que convivían con él en Vailima, Samoa,
le llamaron "tusitala", que quiere decir el contador de historias
y seguramente esto era muy de su agrado, pues a esta tarea había dedicado
toda su vida. A pesar de que desde muy joven estuvo enfermo de tuberculosis,
hizo todo lo posible por sobreponerse a la enfermedad realizando cuantos viajes
pudo e instalándose finalmente en Samoa esperando que el clima de las
islas mejorara su salud. Su obra recorre desde pequeños viajes en burro
por sitios cercanos, hasta fantásticos cuentos de los mares del sur.
Sus obras están llenas de humor, pasión y alegría. Entre
ellas se encuentran dos de las más inolvidables de la literatura universal
por diferentes motivos: " El doctor Jekyll y Mr. Hide " y la "La
Isla del Tesoro". Fue también un excelente poeta que nos ha dejado
escrito uno de los epitafios más bellos:
"Bajo el inmenso y estrellado cielo
cavad mi fosa y dejadme yacer.
He vivido alegre y alegremente muero,
y al caer quiero haceros este ruego.
que mi epitafio sean estos versos:
aquí yace, donde quiso yacer,
ha regresado del mar el marinero,
ha regresado del monte el cazador".
Eso fue ante todo Ilias Melos, que era su nombre auténtico. Aunque
sus novelas, como Serenidad o Éxodo, son extraordinarias, ninguna de
sus obras tiene la intensidad de Tierra de Eolia, en la que dejó el
relato de su infancia y de su amor por las tierras de Anatolia que tantos
griegos tuvieron que abandonar.
Beneficiándose de la buena situación económica de
su familia, Verne se dedicó solamente a la literatura, tras estudiar
derecho. Las muchas aventuras que recogen sus obras, y una singular
capacidad para vislumbrar los caminos de la ciencia y la dirección
que tomaba el futuro, a veces nos hacen olvidar que sus novelas están
además llenas de personajes de una fuerza extraordinaria y de
que son una maravillosa enciclopedia en la que Verne intentó
colmar su curiosidad por todas las cosas. Cinco semanas en globo, Veinte
mil leguas de viaje submarino o La vuelta al mundo en ochenta días
son su novelas más conocidas.
Hijo de un notable artista, heredó en buena medida las cualidades
de su padre, por lo que sus muchos trabajos geográficos fueron bellamente
ilustrados por él mismo. Entre 1862 y 1866 realizó muchas exploraciones
y viajes a los lugares más alejados del Pacífico Norte y a la
que entonces era la Columbia Británica, pero también a la península
de Kamchatka y los glaciares de Alaska. Pero la más famosa de sus expediciones
es la que realizó al río Yukon, del que se convirtió
en uno de sus mejores conocedores. Relató sus viajes en una obra que
alcanzó mucha difusión “Viajes y aventuras en el territorio
de Alaska” y posteriormente “Los héroes del Ártico
y sus aventuras”. El resto de su vida transcurrió entre América
e Inglaterra, hasta su fallecimiento por un ataque cardiaco del que se culpó
a la vida sedentaria que entonces llevaba. Un monte cerca del lago Cowichan,
el Whymper, lleva su nombre.
|