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LA CIRCULACIÓN GENERAL ATMOSFÉRICA
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    En geografía no se dan compartimentos estancos. Ningún estudio geográfico puede entenderse como un todo único e independiente. Ello implica abordar, de manera necesaria, el conocimiento geográfico con una multidisciplinariedad que explique la concordancia e interrelación entre diferentes ciencias (física, química…) Así pues, antes de hablar directamente sobre los vientos y su circulación, daremos un rodeo por la astronomía, por los orígenes primigenios del aire en movimiento: un paseo por las nubes y más allá.

    El sol no es el centro del universo como pensaban las teocracias medievales, pero es evidente que constituye el origen de nuestro pequeño mundo conocido. Esta estrella es dueña del 99% de toda la masa del sistema solar. De la fusión de los átomos de hidrogeno, se generan átomos de helio, mucho más pesados y liberadores de energía electromagnética que se desplaza hacia la superficie.

    Un 46% de la radiación se percibe como luz, y un porcentaje similar como calor. El resto, hasta alcanzar el total, lo componen los rayos ultravioletas. Pero eso no es todo, de ningún modo. El sol lanza un flujo de alta energía y con ella nace el primero de los vientos: el viento solar.

    Este es un viento distinto, diferente, compuesto por un flujo de protones y electrones que el sol lanza desde su corona al espacio, y lo hace a la no desdeñable velocidad de cuatrocientos kilómetros por segundo. No es algo baladí, ni de poca importancia. La tierra posee una magnetosfera que, al contacto con el viento, adopta forma de lágrimas, y puede provocar alteraciones geomanéticas significativas, de las cuales, las más conocidas son la auroras, a más de 100 kilómetros de altitud.

    Pero el viento, entendido como el movimiento del aire, se produce dentro de la atmósfera terrestre, en la troposfera, donde tiene lugar constantes movimientos verticales. Así, sabemos que la tierra está rodeada por un mapa de líneas imaginarias que unen puntos de la misma presión atmosférica y que reciben el nombre isobaras.

    En 1643, Torricelli enumeró el principio elemental definitorio de la presión atmosférica, basado en el peso de la columna de aire que hay sobre un punto concreto. Para calcular la presión, por lo tanto, basta con medir la altura de una columna de mercurio cuya presión equilibre a la del aire, que a nivel del mar es de 76mm o 1013 milibares.

    De lo anterior se deduce que la presión sobre el planeta ni es igual ni uniforme, sino que los valores cambian y se modifican dando lugar a zonas de altas y de bajas presiones que a su vez, pueden ser abiertas y cerradas, y generan por lo tanto diferentes tipos de tiempo y clima.

    De la misma manera, los valores de la presión atmosférica varían. Así, el valor de presión más bajo medido, se observó el 12 de octubre de 1979, en la cola de un tifón 483 kilómetros al oeste de Guam, en mitad del Pacífico. El valor dado puede resultar escalofriante: 870 hPa. Por el contrario, la mayor medición de una alta presión tuvo lugar en 1868, en Agata (Siberia), con un valor cifrado en 1085 hPa (un hectopascal, (hPa) es una unidad de presión equivalente a 100 pascales, o lo que es lo mismo, a un milibar.

    Con todo, en torno a la tierra, se genera un sistema de presión que podemos estudiar a nivel global. Para el hemisferio norte, el aire de superficie gira hacia el centro de la zona de baja presión, y lo hace en sentido contrario a las agujas de un reloj. Así, asciende y comienza a divergir justamente en el sentido contrario en las capas altas de la atmósfera.

    Los anticiclones son en superficie centros divergentes de vientos, que al mismo tiempo, son compensados con un desplazamiento vertical de carácter descendente. Los vientos divergentes del anticiclón, se transforman en convergentes hacia el centro de la baja presión (borrasca).Los sistemas de bajas presiones, derivan de la interacción de masas de aire de diferente naturaleza, pero hay que tener claro, que las masas de aire nunca se mezclan, aunque entran en contacto. A dicha superficie de contacto la llamamos frente.

    Los cinturones de baja presión se localizan allí donde se den corrientes ascendentes, mientras que, las altas presiones, se identificaran con el aire descendente.

    El movimiento del viento con carácter global, entorno al planeta, recibe el nombre de Circulación General Atmosférica, y sigue unos principios básicos necesarios para que comprendamos su distribución.

    Por ello, para entender los mecanismos de localización y movimiento, será preciso establecer un modelo ideal en el que supongamos que la tierra como un planeta homogéneo y sin movimiento,(sin embargo, la tierra no es un cuerpo estático, sino que gira entorno a su propio eje y genera de esta manera, por la rotación planetaria, la fuerza de coriolis). Si así fuera, y teniendo en cuenta el diferente grado de insolación de una superficie a otra en relación a la curvatura e inclinación planetaria, tendríamos el calentamiento más importante en la zona del ecuador, donde los rayos solares inciden de manera perpendicular. Este calentamiento conlleva la consiguiente ascensión del aire, para compensar esta subida, se establece otra corriente fría originaria de los casquetes polares. Se genera así una circulación en altura desde el ecuador a los polos, que da lugar a dos centros convectivos en cada hemisferio respectivo.

    Sobre el ecuador, el mayor recalentamiento del aire en contacto con la superficie provoca su ascenso, al hacerse más ligero. Pero este ascenso tiene un límite, pues no puede ser indefinido. Entonces, la trayectoria se dirige hacia los polos por los niveles altos. En este camino hacia los polos, por la fuerza de Coriolis, se desvía, curvando su trayectoria hacia la derecha en el hemisferio norte y a la izquierda en el hemisferio sur.

    La desviación se hace patente a los 30 grados de latitud, tanto, que el aire adopta una dirección oeste-este, convirtiéndose en viento de poniente. Pero además, el aire se enfría y vuelve a descender hasta que, a ras del suelo y en dirección al ecuador tras sufrir la fuerza de Coriolis, alcanza el arrea subtropical, convirtiendose en viento del nordeste en el hemisferio norte, y del sureste en el hemisferio sur: han nacido los alisios.

    El circuito queda completo en los polos. En ambos se acumula aire frío, y por lo tanto, pesado, que abandona el casquete polar a nivel de superficie. Como acabamos de ver, la desviación de Coriolis lo convierte en viento del nordeste en el hemisferio norte y del sureste en el hemisferio sur. Cuando la distancia al polo es suficiente y el aire se ha calentado, asciende para volver al polo en altura como viento del suroeste en el hemisferio norte, y del noroeste en el hemisferio sur. Finalmente, ya en el polo se produce el descenso y la conclusión del trasiego.

    Cuando en las latitudes templadas, el aire se dirige hacia el polo, se comporta del mismo modo que el aire de naturaleza cálida, y por ello tiende a ascender en un movimiento favorecido por la corriente ascendente del aire polar en esa latitud. Por el contrario, hacia las latitudes próximas al borde ecuatorial, el aire se comporta como si su naturaleza fuese fría, y por ello tiende al descenso, trayectoria que también es favorecida por la corriente descendente de aire ecuatorial en esas latitudes.El circuito hasta los sesenta grados, vendría cerrado con la aparición de vientos del norte en las capas altas y del sur en las bajas si nos encontramos en el hemisferio boreal. Estos vientos, por la fuerza de Coriolis, adoptan dirección suroeste en el hemisferio norte y del noroeste en el hemisferio sur, pero en niveles altos, adoptan direcciones contrarias: del nordeste en el hemisferio norte y del sureste en el hemisferio sur. Cuando en esta zona templada, los vientos que transportan aire tropical y los vientos que descienden del polo llevando aire frío entran en contacto con direcciones opuestas, generan un frente: el frente polar. De manera diferente, la franja que en superficie separa el aire tropical del polar, tiene vientos convergentes que tienden a introducirse en la propia zona, generándose de esta manera un área ciclónica o de baja presión.

    Por ello, podemos dibujar entorno al planeta la distribución de las altas y las bajas presiones al modo que sigue:

    -Una célula anticiclónica sobre los polos derivada del aire que desciende en altura y diverge en superficie.

    -Una zona de bajas presiones asociadas al frente polar por el contacto de vientos polares al nordeste y tropicales del suroeste, en torno a los 60 grados de latitud. En el hemisferio sur, los vientos polares son de componente sureste y los tropicales de noroeste.

    -Una región anticiclónica de divergencia de vientos del suroeste hacia latitudes templadas y del nordeste (alisios) hacia las latitudes ecuatoriales en el hemisferio norte. Por el contrario, en el austral, divergen vientos tropicales del noroeste y alisios del sureste. En ambos hemisferios, los vientos de las latitudes templadas poseen una marcada componente del oeste, por lo que reciben el nombre de westerlies.

    -Una franja con ausencia de vientos en superficie en las latitudes ecuatoriales. Recibe el nombre de Calmas. Se dan, sin embargo, importantes corrientes verticales con sentido ascendente, relacionadas con las bajas presiones ecuatoriales. Ello se produce por la convergencia de los alisios del nordeste en el hemisferio norte y los alisios del sureste en el hemisferio sur. Se genera entonces el frente intertropical o Zona de Convergencia Intertropical, que da lugar a fuertes movimientos ascensionales del aire.

    Así pues, la distribución de los vientos globales y la diferente radiación solar sobre la superficie terrestre se hace esencial, provocando el ascenso o descenso del aire, que es agrupado para su estudio y conocimiento, en subregiones, celdas o células bien definidas, y que son las que siguen:

    -La Celula Polar, en donde el aire frío desciende hacia el ecuador. Corriente en Chorro, o viento a gran altura que puede llegar a los 400 km/h. Suele estar formado por vientos predominantes del oeste, derivados del gradiente de presión y temperatura de las capas más altas de la atmósfera. Su comportamiento varía de manera estacional. En el solsticio de invierno, las diferencias de temperatura se acentúan, y las corrientes se desplazan hacia el ecuador. En el solsticio de verano, la velocidad de la corriente disminuye y asciende en latitud. Son corrientes largas y estrechas, y en cada uno de los hemisferios, podemos localizar dos corrientes en chorro, que predominantemente coinciden con los puntos de encuentro de las células de Hadley y de Ferrel (corriente subtropical), y la célula de Ferrel y las polares ( corriente del Frente Polar), siendo la corriente subtropical la más intensa.

    -La Celula de Hadley se produce en relación al ascenso del aire cálido desde el ecuador, y su marcha hacia los polos antes de descender entorno a los 20º-30º de latitud norte y sur, donde el aire de componente este tiende a acumularse en la zona subtropical. Entonces se produce un movimiento descendente, que se traduce en la subsidencia y formación de un cinturón de altas presiones subtropicales. En superficie la mayor parte del aire se dirige hacia el ecuador, pero desviándose hacia el oeste, se originan vientos del este. En altura, a los vientos del este tropicales se les llama Alisios.

    -Las ya citadas Calmas Ecuatoriales.

    -La Celula de Ferrel, en relación con la parte del aire que, de la celda de Hadley, sigue camino a los polos antes de los 60º de latitud norte y sur.

    -Los mencionados Vientos del Oeste.

    -Los Vientos Polares del Este, desde la célula anticiclónica polar hasta los 60º de latitud.

    De esta manera, y siguiendo un corte trasversal meridiano de norte a sur, de polo a polo, tendríamos la siguiente relación de vientos y corrientes en chorro:

    - De 90º a 60º, vientos polares del este.

    - De 60º a 30º, vientos del oeste, corriente en chorro polar, corriente en chorro subtropical.

    - De 30º a 0º, vientos del este tropicales, corriente en chorro del este tropical.

    - Entorno a los 0º, vientos del este ecuatoriales.

    - De 0º a 30º, vientos del este tropicales.

    - De 30º a 60º, corriente en chorro subtropical, vientos del oeste, corriente en chorro polar.

    - De 60º a 90º, vientos polares del este.

    Un caso excepcional, por su singularidad y extensión espacial lo constituye el monzón del sur y sureste de Asia. Su propio nombre (del árabe mausim, estación) nos describe su comportamiento estacional, que también llega a afectar a África y Australia.El reforzamiento de la alta presión siberiana durante el solsticio de invierno en el hemisferio norte, provoca fuertes vientos secos de componente nordeste que se dirigen hacia el ecuador, y que al sur del Mar de China, se cargan de humedad, tomando entonces la complicada nomenclatura de monzón nordeste del sureste de Asia.El llamado monzón suroeste, se produce durante el solsticio de verano, en relación a las altas temperaturas y la consecuente creación de una zona de bajas presiones sobre el centro del continente asiático, lo que se lleva a los alisios del sureste, que al traspasar el ecuador toma dirección suroeste.

    El lugar de confluencia entre alisios y el monzón, la Zona de Convergencia Intertropical, recibe por ello intensas lluvias que pueden llegar a ser devastadoras.

    En la actualidad los cambios de temperatura provocados por el cambio climático, están comenzando a alterar la circulación general de los vientos en el planeta.


    CLASIFICACION DE LOS VIENTOS

    Existen multiples clasificaciones de los vientos, atendiendo a varios criterios, su intensidad, dirección, formación, etc.

    Una de las clasificaciones de vientos más utilizadas, es la que toma como referencia la velocidad de los mismos. En este sentido, la Escala de Beaufort, aporta la mayor información, que es la que sigue:

    - Fuerza 0. Velocidad inferior a 1 km/h. Es descrito con el nombre de Calma. Sobre el mar produce un oleaje suave, y en la tierra, permite que el humo se eleve verticalmente.

    - Fuerza 1. Velocidad entre 1 y 5 km/h o 0,3 daN/m2 ( 1 daN/m2 equivale a 1kg/ m2). Recibe el nombre de Brisa suave o Ventolina. Sobre el mar produce un oleaje suave y en tierra hace que, el viento, incline el humo, pero las veletas, sin embargo, no se mueven.

    - Fuerza 2. Velocidad entre 6 y 11 km/h o 0,8 daN/m2 Se le llama Brisa Suave o Flojito. Sobre el mar produce un oleaje suave, en tierra, las hojas se mueven y el viento se siente en el rostro.

    - Fuerza 3. Velocidad entre 12 y 19 km/h o 3,2 daN/m2. Recibe el nombre de Brisa Moderada o Flojo. Sobre el mar produce olas grandes y pequeñas, en tierra, constante movimiento de las hojas y las ramas pequeñas de los árboles.

    - Fuerza 4. Velocidad entre 20 y 28 km/h o 6,4 daN/m2. Recibe el nombre de Brisa Moderada o Fresco. En el mar da lugar a olas grandes y pequeñas, en tierra levanta polvo y hojas.

    - Fuerza 5. Velocidad entre 29 y 38 km/h o 13 daN/m2. Se le conoce como Brisa Fresca o Fresquito. En el mar, oleaje moderado y crestas, en tierra, los árboles de menor tamaño se balancean.

    - Fuerza 6. Velocidad entre 39 y 49 km/h o 22 daN/m2. Es llamado Bonancible o Ventarrones. En el mar produce grandes olas y muchas crestas, en tierra mueve las ramas de gran envergadura y apenas se puede utilizar un paraguas.

    - Fuerza 7. Velocidad entre 50 y 61 km/h o 33 daN/m2. Se le nombra como Frescachón o Brisa Fresca. En el mar da lugar a grandes olas y muchas crestas, en tierra, los árboles se agitan mientras que comienza a ser molesto caminar cara al viento.

    - Fuerza 8. Velocidad entre 62 y 74 km/h o 52 daN/m2. Se le conoce con el nombre de Duro o Ventarrón. En el mar crea olas altas y mucha espuma, en tierra rompe ramas pequeñas y caminar se torna difícil.

    - Fuerza 9. Velocidad entre 75 y 88 km/h o 69. Es conocido como Muy Duro o Ventarrón. En el mar genera olas altas y mucha espuma, en tierra, se quiebran las ramas medianas.

    - Fuerza 10. Velocidad entre 89 y 102 km/h o 95 daN/m2. Se le llama Temporal o Ventarrón Constante. En el mar produce olas muy altas y mar revuelta, en tierra, los árboles son arrancados y las techumbres sufren importantes daños.

    - Fuerza 11. Velocidad entre 103 y 117 km/h o 117 daN/m2. Recibe el nombre de Borrasca o Tormenta. En el mar provoca olas muy altas y mar revuelto, en tierra, los destrozos son extensos e importantes.

    - Fuerza 12 Velocidad entre 118 y 133 km/h o 160 daN/m2. Se le llama Huracán. En el mar genera el denominado Mar Blanco, repleto de crestas, rocío y espuma. En tierra, los destrozos alcanzan su grado máximo.

    Otras clasificaciones tienen en cuenta la altitud de los vientos. Así, los que se encuentran a una altitud de 1000 metros son llamados geotrópicos o globales, mientras que a los vientos que se encuentran hasta una altitud máxima de 100 metros se les llama vientos de superficie.

    La clasificación que subraya las diferentes direcciones del viento en las estaciones a lo largo del año, da lugar a los llamados vientos estacionales. Estos se producen por la diferencia de temperatura del aire sobre la tierra en verano y en invierno en relación con el aire del océano en la misma estación. De esta manera, el aire en contacto con la tierra en verano, resulta más cálido que el que se encuentra en contacto con el mar, mientras que en invierno, el aire en contacto con la tierra será más frío que el marino.Por ello, en verano, los continentes presentan vientos más fríos que proceden del mar, pero en invierno se generan vientos más cálidos en dirección al océano. El viento estacional más conocido es el Monzón. Sopla desde el suroeste entre los meses de abril y octubre, dejando fuertes precipitaciones, y adopta una dirección noreste desde octubre a abril.

    Por otro lado, los vientos también se pueden clasificar teniendo en cuenta los cambios de dirección diarios, entonces reciben el nombre de vientos locales. Estos se producen a consecuencia de las variaciones diarias de temperatura entre el mar y la tierra, principalmente en verano, siendo los más conocidos los que reciben el nombre de Brisa, que pueden llegar a recorrer hasta 50 km. Tierra o mar adentro.

    Podemos establecer dos tipos de brisas: las marinas y las terrestres. Las primeras se producen como consecuencia del calentamiento más rápido, durante el día, de la tierra frente al agua. Esto conlleva que el aire más cálido en contacto con la superficie terrestre se eleve, dirigiéndose hacia el mar y siendo reemplazado a nivel de suelo por el aire más frío del mar. La brisa terrestre se produce por el mecanismo contrario. La tierra se enfría mas rápidamente que el agua marina, por ello el aire frío desciende sobre la tierra y se dirige al mar. Al tiempo, el aire marino, ahora más cálido, se eleva mientras es reemplazado por el viento frío de la tierra. Como la amplitud térmica nocturna es menor que la diurna, la brisa terrestre alcanzan menor velocidad que las marinas, es decir, que las ocurridas durante el día por la acción energética del sol.

    Otra clasificación deriva de la componente ascendente o descendente de algunos vientos sobre la Antártica y Groenlandia. Cuando son descendentes reciben el nombre de catabáticos, y cuando son ascendentes de anabáticos. Si afectan a grandes regiones se les llama vientos de otoño.

    Por último, podemos clasificar a los vientos atendiendo al seguimiento durante todo el año de la misma dirección, independientemente de que pueda variar su velocidad. Son los vientos constantes, como el Föehn y el Chinook. Estos tipos de vientos se producen cuando el aire caliente y húmedo en ascenso se encuentra con un relieve que le impide el desplazamiento horizontal y lo obliga a seguir ascendiendo. Esto provoca un efriamiento súbito de la masa de aire (6ºC cada mil metros) y como consecuencia frecuentemente precipitaciones en la vertiente de barlovento. Rebasado este obstáculo el viento comienza un descenso por la cara de sotavento, volviendo a tomar temperatura a medida que pierde altura, provocando sequedad. Es lo que se conoce como efecto Föehn.

    Además de las consideraciones anteriores, la no homogeneidad de la superficie terrestre, hace que se generen toda una serie de vientos que podemos llamar locales. De ellos existe una gran variedad, y en cada parte del mundo son llamados de forma diferente, porque esos mismos vientos forman parte indisoluble del carácter de las gentes, de sus costumbres y tradiciones. A veces, cuando soplan, a los hombres les regresan las antiguas alegrías o las penas más recientes. Entran en los hogares y sostienen la historia de los pueblos. Mistral, Siroco, Simún, Bise, Foehn, Bóreas, Etesiano, Harmatan, Berg, Seistan, Buster, Burga, Chinook, Santa Ana, Virazón, Zonda, Pampero… y la lista se hace interminable, no infinita, pero tan grandiosamente finita como hombres sobre la tierra, como versos desplazados.